Astronomía. Constelaciones y sus Mitos

La astronomía, una de las ciencias más antiguas que existen, relacionando a las constelaciones con sus mitos. Desde que el ser humano dejó de ser nómada y empezó a construir comunidades, empezó a observar el cielo e interpretar el paso de las estrellas y constelaciones para crear conceptos tan importantes como el cambio de las estaciones o la rotación de la tierra, relacionándolos con sus propios mitos.

Ese estudio del cielo ha tenido una gran importancia para predecir fenómenos astronómicos o establecer un calendario de siembra en la agricultura. Durante muchos años también sirvió para guiar a los marineros en la navegación por el océano con la ayuda de la estrella polar, que siempre señala el norte.

Pero cuando los humanos todavía no sabían leer ni escribir, el cielo y sus constelaciones también sirvieron para transmitir historias y conocimientos.

Los antiguos griegos fueron una de las culturas que definió los relatos de su mitología a través de las constelaciones.

Ptolomeo fue uno importante astrónomo del siglo II d.C., encargado de reunir todo el conocimiento sobre el cielo y las estrellas en un tiempo en el que todavía se creía que la Tierra era el centro del universo y que el Sol giraba a su alrededor.

La Osa Mayor: un castigo de Hera

La constelación de la Osa Mayor es seguramente la más popular de todas. Sin embargo, no tiene el mismo nombre en todo el mundo: en algunos lugares se la conoce como la Sartén, el Arado, el Carro o el Gran Cazo.

La constelación está acompañada de otro conjunto de estrellas con una forma muy parecida pero de menor tamaño: la Osa Menor. La historia de esta pareja de osas tiene como protagonista a Zeus, rey de los dioses según la mitología griega.

Zeus estaba casado con Hera, la diosa del matrimonio, pero tenía muchas aventuras. De su relación con la ninfa Calisto nació Arcade. Cuando Hera se enteró de lo ocurrido, transformó a Calisto en un oso (la Osa Mayor).

El destino hizo que Arcade se cruzara con su madre, ya convertida en oso, y como no la reconoció la apuntó con un arco y una flecha. Cuando estaba a punto de disparar, Zeus intervino y también convirtió en oso a Arcade (la Osa Menor). Para que ambas no se arañaran con sus garras, las agarró por la cola y las lanzó al cielo.

Orión, el cinturón más brillante del cielo

La constelación de Orión es también otra de las más populares. En este conjunto de estrellas se encuentran algunos de los astros más brillantes que podemos ver desde la Tierra.

Hay varias leyendas sobre la constelación de Orión, aunque la mayoría le relatan como un cazador junto a los dioses Apolo o Artemisa de la mitología griega.

Sin embargo, en todas está representado como un guerrero alzando su arco o espada y con un escudo que le cubre. A su lado le acompañan dos perros de caza: Canis Maior y Canis Minor.

Andrómeda, el refugio de una galaxia

La constelación de Andrómeda guarda una galaxia entera y, además, se trata del objeto más lejano que podemos divisar con el ojo humano.

Produce una luz de muy baja intensidad, que apenas puede verse, pero ahí está: a más de 2.500 millones de años luz de la Tierra.

Andrómeda era la hija de los reyes Cefeo y Casiopea. Su madre ofendió al dios Poseidón y la única forma de aplacar su ira era entregando a la joven Andrómeda como sacrificio a un monstruo marino . Por eso la mitología griega representa a Andrómeda atada a una roca en el mar.

Sin embargo, el héroe Perseo la vio encadenada y se enamoró de ella. Pidió a su padre, el rey Cefeo, la mano de la bella dama a cambio de matar al monstruo.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/

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